Ahora, los pacientes buscan cirugías para parecerse más a sus fotos filtradas que ‘mejoran’ su aspecto. El fenómeno ha sido llamado por los especialistas como ‘Dismorfia de Snapchat’.
La aplicación Snapchat permite agregar una corona o unas orejas de perro a una selfie. Pero también puede mejorar la piel, agrandar los ojos y estilizar la nariz. Esto se logra a través de filtros incorporados a la aplicación que añaden elementos a la foto y ‘mejoran’ el rostro. A medida que estas imágenes se viralizan, se crean expectativas en algunos jóvenes, quienes las han ido adoptando como un estándar de belleza. Así lo indica un grupo de investigadores del Boston Medical Center (EE.UU.), quienes acaban de publicar un análisis sobre el tema en JAMA, la revista científica de más amplia difusión en el mundo.

‘Anteriormente, la tecnología de edición de fotos estaba disponible solo para celebridades. Hoy, con aplicaciones como Snapchat y Facetune, ese mismo nivel de perfección está accesible para todo el mundo’, indica la publicación. En ella, los autores advierten sobre un nuevo fenómeno llamado ‘Dismorfia de Snapchat’, que nace a raíz de un grupo creciente de adolescentes y jóvenes que solicitan cirugías para parecerse a sus propias selfies con filtros.

Así, una versión ‘mejorada’ del propio rostro se ha convertido en un nuevo patrón de belleza entre la juventud. ‘Junto con eso, he visto muchos casos de trastorno dismórfico corporal en los últimos años’, dice a ‘El Mercurio’ la doctora Neelam Vashi, autora principal del texto. ‘Estos son pacientes con una preocupación excesiva por defectos mínimos en su apariencia, lo que afecta su sentido de realidad y su relación con el entorno’, explica Vashi.

Según su artículo, el 55% de los cirujanos plásticos estadounidenses informa haber recibido a pacientes que quieren mejorar su aspecto en selfies. A nivel local El médico Tijion Esho, quien trabaja en el Reino Unido, dice recibir al menos tres pacientes a la semana que solicitan una nariz más delgada o labios más grandes, con una imagen filtrada como referencia.

‘Comencé a notar que la gente dejaba de traer fotos de modelos y en cambio venían con versiones filtradas de ellos mismos. Como punto de guía estaba bien, pero cada vez querían parecerse más a esa imagen’, comenta Esho a ‘El Mercurio’. Lo mismo sucede desde hace un año en la consulta de la doctora Shirin Lakhani, también británica.

‘Se trata, principalmente, de adolescentes y mujeres de 20 años, pero ahora estoy viendo un aumento en las de 30 también, al igual que en los hombres, que solicitan tratamientos basados en imágenes filtradas’, cuenta Lakhani por correo electrónico. En Chile, la tendencia está apareciendo. La mayoría de los cirujanos consultados no se ha encontrado con un caso, pero José Lasen, cirujano plástico de la Clínica Alemana, sí los recibe, aunque no son la mayoría. ‘Me ha pasado. Vienen con el filtro y dicen ‘quiero verme así’. El problema es que es una herramienta en base a retoques falsos o exagerados. Hay muchas cosas que el programa puede lograr, pero que la cirugía no’, comenta el doctor, quien asegura que ha tenido que rechazar peticiones de pacientes por ser muy irreales

. ‘El límite se cruza cuando quieren verse exactamente como estas fotos, ya que es una expectativa poco realista y puede ser un signo de problemas subyacentes de la imagen corporal’, dice el doctor Esho. ‘En ese caso, la cirugía nunca debe realizarse’.

Insatisfacción Para Denisse Montt, psicóloga de la Clínica de la Universidad de los Andes, estos nuevos estándares de belleza responden a la etapa de búsqueda de identidad, en el caso de los adolescentes, mientras que en jóvenes mayores de 20 años podría reflejar una baja autoestima potenciada por el uso de los filtros. El problema, dice, es que la tendencia es un factor de riesgo para sufrir una fuerte insatisfacción.

‘Cuando tienes modelos de belleza tan estrictos aparece el riesgo de trastornos alimentarios o de una preocupación extrema por defectos que no son tan notorios. Ahí la cirugía empieza a ser un mecanismo de modificación, pero que termina por no satisfacer’, explica. El médico Claudio Thomas, presidente de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, dice estar seguro de que el fenómeno, que califica como ‘preocupante’, va a extenderse en el país.

‘Tenlo por seguro que va a suceder, porque la tecnología le ha dado transversalidad a estas tendencias’. ‘Es muy importante estar alertas. Hemos visto que otras tendencias que han aparecido en países desarrollados con el tiempo llegan a Chile’, puntualiza.

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