El incremento de la obesidad, así como un mayor interés por la apariencia personal, estaría llevando a más jóvenes y adultos a optar por este procedimiento, aseguran cirujanos plásticos.

Sergio Stuardo, de 45 años, recuerda que todos los veranos, desde su adolescencia, se vistió con camisas. A diferencia de sus amigos, dice, no había posibilidad de usar poleras, ni mucho menos de quitarse una para bañarse en la playa. ‘De niño fui muy gordo y cuando bajé de peso en la pubertad, mis mamas nunca bajaron. Siempre tenía que esconder mi cuerpo y evitar usar ropa ajustada’, cuenta. Eso hasta que en 2014 decidió entrar a pabellón para someterse a una cirugía de reducción mamaria. ‘Fue por un tema psicológico. Básicamente, te afecta mucho tu seguridad y autoestima’, dice. Casos como este, de hombres chilenos con mamas visibles que deciden reducirlas, son cada vez más comunes. De hecho, de toda la gama de cirugías estéticas que existen, la de reducción mamaria es una de las que más crece en popularidad entre los varones, según comenta Stefan Danilla, secretario general de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica (SCCP). ‘En general, la cirugía plástica ha aumentado en Chile de forma importante en los últimos años —entre un 10% y 15% anual— y entre las cirugías que más se realizan los hombres actualmente están las de la reducción de mamas’, asegura el médico.

El problema

Por lo general, el procedimiento se lleva a cabo para tratar dos trastornos: la ginecomastia, que ocurre cuando el botón mamario se desarrolla en el hombre y, junto al tejido adiposo, le dan una apariencia femenina a las mamas, o la seudoginecomastia, que resulta únicamente de los depósitos de grasa de la obesidad. Según Danilla, las reducciones mamarias por la segunda causa son las más comunes actualmente y habrían aumentado entre un 5% y un 10% en los últimos cinco años. Esto lo ha notado la doctora Carolina Salisbury, médico cirujano de la Red de Salud UC Christus. ‘Si hace cinco años uno operaba dos seudoginecomastias por mes, hoy operamos diez’, asegura la doctora. La Clínica Las Condes, por su parte, registra un aumento del 20% en ambas cirugías entre 2018 y lo que va de 2019, principalmente en pacientes de entre los 18 y 25 años y aquellos mayores de 40.

‘Creo que se ha difundido más el tema de que existe tratamiento, gracias también a las redes sociales’, dice el doctor Llamil Kauak, cirujano plástico de esa clínica, quien cree que los hombres están asumiendo una condición que hace poco tiempo parecía inalterable. ‘Las hombres ahora saben que existe algo que les alivia un problema que para ellos es grave’. Sergio Stuardo dice que la cirugía le cambió la vida. ‘Me dio seguridad. El hecho de poder usar polera y tener que dejar de disimular mi cuerpo con ropa hizo que mejorara mi estado de ánimo’, cuenta. ‘Mi forma de enfrentarme al mundo y mi postura ante la vida cambiaron por completo’. Según concuerdan los médicos, el aumento de las cirugías por seudoginecomastia (aparición de grasa en el entorno mamario) estaría impulsado por las cifras de obesidad en el país, las cuales indican que el 24,9% de los hombres presenta esta enfermedad. Eso sí, advierten que la cirugía no es un tratamiento. ‘Ahí el tratamiento implica una baja de peso con nutriólogos e indicación de ejercicio, pero si vemos que el problema persiste pese a la baja de peso, se hacen estudios para ver si tiene una ginecomastia verdadera’, explica el doctor Kauak.

¿Nueva mirada?

Los médicos también creen que un mayor interés de los hombres chilenos por su imagen podría estar influyendo. ‘El problema siempre ha existido, pero creo que hay una mayor preocupación del hombre por su apariencia y el tema de la glándula o la grasa en la zona es muy relevante para el varón, porque no se asocia a la imagen masculina’, dice el doctor Alejandro Swett, jefe del servicio de cirugía plástica de Clínica Alemana. Sergio Stuardo cree que la apariencia femenina de las mamas sigue siendo un tabú para los hombres, pero aun así, muchos se atreven a solucionarlo. De hecho, uno de sus amigos acaba de tomar la decisión de optar por la cirugía. ‘Le costó mucho decidir por miedo a que después le preguntaran por qué se operó, pero al final terminó convenciéndose’, cuenta.

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